viernes, 24 de septiembre de 2010

"Invisibles" . Los niños soldado

"Hoy día hay, oficialmente, 300.000 niños combatientes en el mundo.

Reclutar niños y niñas soldado es una práctica habitual en el seno de muchos conflictos en todo el mundo. En algunos, años y años de guerra han agotado a los adultos en edad de combatir: sólo quedan niños. En otros casos, la guerra y la violencia se tornan una situación normal, la única que muchos niños y niñas han conocido. Los niños soldado garantizan la "protección" a muchas familias si los entregan a los ejércitos. Algunas bandas armadas reclutan niños simplemente para que no sean reclutados por el enemigo.

Pero, lamentablemente, los niños y niñas aportan "ventajas adicionales" a las bandas armadas, ya que son mejores soldados, con más vigor, obedecen sin rebelarse ni organizarse, son fácilmente reemplazables, además de fanáticos en su adhesión al grupo. Realizan labores especialmente peligrosas como desminar, espiar o misiones suicidas. Y por supuesto, cumplen una función de objeto sexual para los adultos.

Estos niños y niñas han sido secuestrados en la calle o sacados de las aulas, campos de refugiados o campos de desplazados internos. Otros muchos son forzados a salir de sus casas a punta de pistola, mientras unos padres angustiados los ven partir sin poder hacer nada. Otros son reclutados mientras juegan cerca de casa o caminan por la carretera. Se sabe que algunos niños se han unido a las fuerzas del ejército o la milicia de forma "voluntaria" ante la desintegración de las familias a causa del conflicto, las condiciones de pobreza y el desplome de servicios sociales básicos, como los centros educativos y de salud.

El reclutamiento y la utilización de menores de 18 años en los conflictos armados constituyen crímenes de guerra y, por consiguiente, son crímenes cometidos contra toda la comunidad internacional. Los reclutadores suelen enviar a estos niños a campos de entrenamiento junto a los adultos para que reciban formación y adoctrinamiento militar. Reciben un trato violento y, en algunos campos, han muerto debido a las deplorables condiciones en que vivían. Tras varias semanas de entrenamiento, son utilizados en primera línea de fuego, como carne de cañón. Son obligados a servir como señuelos, detectores de la posición enemiga, guardaespaldas de sus comandantes o esclavos sexuales. A menudo, también se utiliza a niños y niñas como porteadores de la munición, el agua o los alimentos y como cocineros.

En las líneas de combate, los reclutadores obligan a los niños reiteradamente a cometer abusos, violaciones y asesinatos, contra civiles y soldados enemigos. Incluso se les llega a forzar a matar a miembros de su propia familia, y a otros a participar en actos sexuales y de canibalismo con los cadáveres de los enemigos muertos durante los combates. A menudo se les administran drogas y alcohol para hacerlos insensibles a las emociones cuando cometen estos crímenes.

Algunos ex niños soldados a los que se había desmovilizado dijeron a Amnistía Internacional que temían volver a sus comunidades porque sus vecinos habían presenciado su participación en los crímenes. El coste personal que deben pagar los niños y las niñas soldado es muy elevado: insensibilizados y profundamente traumatizados por la experiencia vivida, a muchos les siguen  asediando los recuerdos de los abusos que presenciaron o que les obligaron a cometer. En el caso de las niñas soldado, además de la brutalidad y el trauma derivados de las violaciones en sí, estas agresiones sexuales pueden producirles lesiones físicas graves y embarazos forzados, así como contagio de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual.

No se conoce el número real de menores movilizados. La cifra oficial lo sitúa en torno a 300.000. Hay que tener en cuenta que en muchos de los países donde hay más menores reclutados no hay registros de nacimiento ni identificaciones que permita cuantificarlo. Cuando termina el conflicto no cuentan como bajas, no se sabe dónde están y no se les puede reeducar. Los niños capturados por el ejercito contrario, mueren, son torturados o reeducados para trabajar para el nuevo ejército."

Uganda: Los niños soldados en el centro de la creciente crisis humanitaria

Niños de UgandaLos niños soldados surgen como figuras centrales en medio de la violencia mortal y de la creciente emergencia humanitaria en Uganda, donde la rebelión armada amenaza con minar el progreso económico.
"La bulliciosa ciudad capital de Kampala, localizada al sur, ejemplifica la trasformación de Uganda. Un país que ha avanzado de una economía plagada por la decadencia hasta colocarse en el camino de la prosperidad. Con un crecimiento reactivado del PIB de más del 8% en los últimos tres años, Uganda es visto por otras naciones africanas como una historia convincente de esperanza. Sin embargo, la sublevación armada en el norte y en el este de Uganda ha ocasionado uno de los mayores desplazamientos de personas en África.

La rebelión de 18 años contra el gobierno encabezada por el Ejército de Resistencia del Señor (LRA, por sus siglas en inglés) ha obligado a más de 1.6 millones de ugandeses -la mitad de ellos niños- a huir hacia campamentos miserables y atestados para poder escapar de ataques y matanzas sin sentido. El número de personas internamente desplazadas casi se ha triplicado desde el 2002. Los ataques sobre objetivos civiles vulnerables continúan y son efectuados por niños soldados mucho más jóvenes que sus víctimas.

El aspecto más desconcertante de esta crisis humanitaria es el hecho de que se trata de una guerra combatida por niños contra niños - los menores constituyen casi el 90% de los soldados del LRA. Algunos reclutas tienen tan solo ocho años de edad y son enlistados por la fuerza durante los ataques a los pueblos. Los niños son tratados con brutalidad y obligados a cometer atrocidades contra sus compañeros plagiados e incluso contra sus hermanos. Los que tratan de escapar son asesinados. Para quienes viven en constante miedo, la violencia se convierte en un modo de vida y el trauma psicológico es incalculable. Por temor al secuestro, oleadas de niños, a menudo en compañía de sus madres, abandonan sus hogares cada noche y caminan durante horas, desde los pueblos vecinos para alcanzar a la seguridad relativa que ofrecen las principales ciudades, sólo para caminar de regreso a casa al despuntar el alba. Aproximadamente 40,000 "viajeros nocturnos" duermen bajo puentes, en escuelas, patios de hospitales o estacionamientos de autobuses para evitar ser atrapados por el LRA.

Desde el comienzo de la rebelión en la década de 1980, alrededor de 30,000 niños han sido plagiados para trabajar como niños soldados y como cargadores, o para servir como "esposas" de los rebeldes y parir a sus hijos. Esta cifra se ha incrementado con 10,000 niños plagiados tan sólo en los 18 últimos meses.

A pesar de la gravedad de la situación humanitaria, se ha recibido menos del 10% de los $130 millones solicitados por la comunidad humanitaria para el 2004. En algunas áreas, la tasa de desnutrición registrada entre los niños alcanza hasta el 30%. El miedo a los ataques de los rebeldes afectó gravemente la temporada de siembra para el 2004, lo cual amenaza con agravar la ya severa escasez de alimentos en los próximos meses. Los servicios médicos casi no funcionan al irse agotando sus reservas y sus trabajadores huyen para salvarse de los ataques del LRA.

Incluso con los progresos significativos en el proceso de paz que tienen lugar en el país vecino Sudán, la paz en Uganda es endeble ante estos hechos. La "historia de éxito" que representa Uganda en las mentes de los responsables de formular las políticas económicas del mundo, contrasta ásperamente con la tragedia de conflicto en el norte y el este que no muestra señales de disminución."
 Informe de la ONU
Parte 1



Parte 2


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